Conceptos básicos. Química del fuego

El fuego es una reacción de combustión que se caracteriza por la emisión de calor acompañada de humo, llamas y gases.

Al ser la combustión una oxidación, habrán de intervenir, para que esta se produzca, un material que se oxide, al que llamaremos “combustible”, y un elemento oxidante, que llamaremos “comburente”. Para que la reacción de oxidación comience, habrá que disponer además, de una cierta cantidad de energía, que llamaremos “energía de activación” (habitualmente calor).

Sin la presencia simultánea de estos tres elementos no es posible obtener fuego. A cada uno de estos elementos se los presenta como lados de un triangulo, llamado triangulo del fuego, que es la representación de una combustión sin llama o incandescente.



Triángulo del fuego 

Existe otro factor,” reacción en cadena”, que interviene de manera decisiva en el incendio. Si se interrumpe la transmisión de calor de unas partículas a otras del combustible, no será posible la continuación del incendio, por lo que ampliando el concepto de Triangulo del Fuego a otro similar con cuatro factores obtendremos el tetraedro del fuego, que representa una combustión con llama.


Tetraedro del fuego    

El fuego puede declararse en cualquier parte y en cualquier momento. La presencia de materiales combustibles y la llegada de aire avivan rápidamente su desarrollo. El comportamiento del fuego es complejo e imprevisible, puede invadirlo todo bruscamente ó de forma apenas perceptible. Para ello es necesario que se disponga de materiales para propagarse y espacio para extenderse.

Todas las combustiones y los incendios en particular obedecen a cuatro principios fundamentales:

-   Es necesario una fuente de calor, un material combustible y aire para originar un fuego.
-   Los gases combustibles no se producen sin un precalentamiento de los materiales.
-   La combustión se detiene si se agota el material de combustible ó el oxigeno del aire, también si se produce un enfriamiento de la atmosfera.
- El fuego puede también detenerse por interposición de un elemento estable al fuego (muro, puerta, cortina de agua, etc.).

La instalación de protección contra incendios y de extinción de incendios se basa en la aplicación de estos principios.

Un fuego se desarrolla normalmente aumentando de volumen y extendiéndose en superficie. La velocidad de propagación depende de la inflamabilidad de los materiales, de la propagación de las llamas en superficie y de la producción y propagación de los gases o vapores.

Los gases ó vapores calientes se elevan hacia el techo, este constituye un obstáculo bajo el cual se acumula una nube espesa, su temperatura aumenta, y bajo la influencia de las corrientes de aire, esta nube se extiende horizontalmente, sobrecalentando e inflamando todo lo que se encuentra en su proximidad.

Dicho gases o vapores mezclados con el aire puede inflamarse y si existe suficiente volumen de mezcla, generar una explosión. Las explosiones constituyen una causa importante de incendio en las industrias.

El incendio general de un sector de incendios se  alcanza cuando todas las partes combustibles del mismo se inflaman. La temperatura llega a los 700ºC ó 800ºC y las llamas salen por las rendijas pues los gases combustibles no tienen suficiente aire para arder. A partir de este momento, el riesgo de extensión a los locales vecinos es alto, principalmente si no se combate el fuego.

La importancia de los estragos causados por los incendios provienen principalmente del hecho de que el incendio ha sido descubierto demasiado tarde ó fuera de las horas de ocupación del local, por la noche en particular. Los sistemas automáticos de alarma y extinción son de una importancia esencial para las fábricas, las oficinas y los almacenes sin ocupantes durante mucho tiempo. Estos sistemas permiten el ataque inmediato del fuego antes de que se haya alcanzado una dimensión que lo volvería peligroso ò solo dominable con medios muy potentes.



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